Negra Matea

Sergio Umbria

En el día de San Mateo Apóstol, 21 de septiembre
De 1773, hace 250 años, nació en la Hacienda
El Totumo, de la localidad de San José de Tiznados – edo
Guárico, la Negra Matea Bolívar

La fazenda de El Totumo era solo una parte de
La gran heredad de Juan Vicente Bolívar y María
De la Concepción de Palacios y Blanco, progenitores
De quien inmortalizaría sus apellidos. Siendo niña
Esclava fue llevada hasta la colonial ciudad de Caracas

Para ser aya y cuidadora a tiempo completo del niño
Simón, menor de los cuatro hijos de la familia
Su presencia fue esencial en el desarrollo del infante
Estuvo cercana en todo momento, como ángel de la
Guarda le ayudó a dar sus primeros pasos

Hipólita fue la nodriza quien lo amamantó; Matea
Diez años mayor que él niño, fue como una hermana
Quien lo mimó, compartió juegos, animó paseos y
Contó historias fabuladas al futuro Libertador de seis naciones

Los juegos infantiles de la época colonial fueron las
Primeras formas de interactuar del acaudalado huérfano
Con el mundo exterior. Matea sin lugar a dudas estuvo
Ahí siendo la primera guía y ductora del delgado, nervioso
Inquieto y travieso “Simoncito”. La seguridad que en sí

Mismo siempre manifestó, la rebeldía volcánica, la
Precocidad en sus ideas, el temple de su carácter y
La determinación en sus acciones se deben en gran
Parte a ella

Sin quererlo Matea fue maestra de Bolívar y
Junto con sus preceptores y maestros conformó
Esa primera comunidad de afectos que lo hizo un
Hombre de acero. Los profesores del niño fueron
El sabio Miguel José Sanz, el sacerdote matemático

Francisco de Andújar, el humanista Andrés Bello
Y el genio de la educación moderna Simón Rodríguez
Ella y ellos fraguaron su alma

En este selecto círculo de esmeradas enseñanzas
Transcurrió la infancia y pre adolescencia del pequeño
Solitario, y a todos ellos rindió culto de amistad y
Agradecimiento hasta el final de sus días

Ya adulto el Libertador se expresó así de Hipólita y
Matea en una carta: Son mi padre y mi madre
Era infinito el cariño que tenía por las dos, siempre
Las considero parte de su familia

Matea Bolívar vivió más de cien años, en el transcurso
De los cuales fue testigo ocular de episodios extraordinarios
De la vida de su protegido

Recién casado Bolívar lo acompañó durante los breves
Meses de estancia en la hacienda San Mateo
Estuvo a su lado en los difíciles momentos de la
Fiebre incurable de su esposa y compartió el luto de la
Prematura viudez

El 25 de marzo de 1814, estando en la casa alta de la
Hacienda San Mateo, presenció el sacrificio de Antonio
Ricaurte, quien se inmoló al prender fuego a la Santa
Bárbara (depósito de pólvora y armamentos)

Haciendo volar por los aires a las tropas realistas que
Estaban ocupando el lugar. Durante esa batalla pudo
Observar de cerca a José Tomás Boves, y ayudó a
Evacuar a la familia Bolívar después de la explosión

Acompañó a María Antonia Bolívar al largo exilio que la
Forzó a salir de Venezuela hacia La Habana. La persecución
Fue un constante látigo de que fueron objeto los Bolívar
En los once años de guerra por la independencia

Matea falleció, de 112 años y seis meses, el 29 de marzo
De 1886, durante su longeva existencia vio nacer, crecer
Casarse, batallar, dar descendencia y morir a toda la familia
Bolívar. Siempre tuvo colgado en su cuarto, al lado de su cama
El retrato de su niño mimado

En ese sumo grado de nuestra alta admiración y aprecio
Debemos atesorar la presencia de Matea en la vida de Bolívar
Ella le enseñó a tener confianza en sí mismo, le inculcó los
Mejores conceptos para la vida útil y le brindó innumerables
Momentos de sana alegría infantil y bienestar espiritual

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