De aquí, de Boedo y San Juan,
voy a cantar
un tango triste y sentido...
Porque quiero saludar y recordar,
el barrio donde he nacido...
Dónde quedó la emoción
de mi niñez,
con cielo azul de rayuelas...
¡Barriletes de color,
ilusiones de papel,
que ya el viento se llevó!...
Todo aquello, ¿dónde está,
esquinitas de mi ayer,
de aquí, de Boedo y San Juan?
Hoy, que empiezo a encanecer
y a comprender
lo que es la vida...
¡Qué daría por volver
y por tener
la edad perdida!
Hoy, que empieza el otoñal
anochecer
de mi existencia...
¡Cómo añoro lo que fue
el paisaje tan fugaz
de aquel claro amanecer!...
De aquí, de Boedo y San Juan
salí una vez
y me perdí en la distancia...
¡Quién no sueña en el café
alguna vez,
hacerse un viaje hasta Francia!...
¡Allí mi barrio quedó
lejos de mí,
pero muy cerca de mi alma!
Y en las noches de París
su recuerdo se agrandó
y en diez años no volví...
Y al volver, yo lo encontré
tan cambiado, que lloré
igual que cuando me fui...
Hoy, que empiezo a encanecer
y a comprender
lo que es la vida...
¡Qué daría por volver,
y por tener
la edad perdida!
Hoy, que empieza el otoñal
anochecer
de mi existencia...
¡Cómo añoro lo que fue
el paisaje tan fugaz
de aquel claro amanecer!...
Todo aquello, ¿dónde está,
esquinitas de mi ayer,
de aquí, de Boedo y San Juan?