Nadie sabe quién sos
ni de dónde has venido,
nunca tu nombre se sabrá tal vez;
del olvido venís
y te vas al olvido
con tu anónima carne de placer.
Flor de pecado, por la noche vagás,
y entre las sombras
como una sombra sos,
que va ofreciendo en las pupilas magas
las promesas mentidas de tu amor.
Fama de alegre tenés
porque sonriente vas,
pero sólo es quizás
esa sonrisa el disfraz
con que escondés
tu honda amargura...
Amargura de saber
que para siempre estás
condenada a volar
en la ronda del placer,
detrás de una aventura
que tu muerte será...
Dicen que una pasión
en tu pecho encendida,
fue en tu vida siniestra sugestión;
que supiste querer
y que fuiste querida
pero todo lo diste a la ilusión.
Por eso ahora con tu propio drama,
entre las sombras,
como otra sombra vas,
tal vez buscando la traidora llama
donde el último vuelo quemarás.