Cuando amanece y el cielo despierta
Rosita sonríe y empieza a correr
Su bata reluce, su alma es abierta
Y el día la llama para atender
Revisa su bolso con calma y cuidado
Curitas, termómetro y su reloj
Anota los nombres con gesto ordenado
Su voz es tranquila como una canción
Camina ligera, su paso es sincero
Sus manos reparten alivio y calor
Su mundo se llena de gesto certero
De amor que consuela y sana el temor
El Sol la acompaña por largas jornadas
Su ritmo constante inspira paz
Entre las curas y mil miradas
Ella transforma el cansancio en bondad
Cuando la tarde pinta el camino
Rosita suspira y guarda el lugar
En cada rincón deja su destino
Sembrando esperanza al terminar
Regresa despacio, contenta y serena
Su bata aún guarda perfume de fe
Cuidar es su arte, su vida plena
Rosita sonríe, cumplió otra vez